Desde hace un tiempo en nuestro país y en el contexto de la crisis, se
está cuestionando el valor de la monarquía. Lamentablemente el debate está
caracterizado por ser estéril, superficial, cargado de emocionabilidad y
polarizado entre defensores de la monarquía y los que ven la oportunidad de
terminar con la misma, en una reedición del conflicto latente entre las dos Españas.
Existen muchos opinadores alienados con sus editoriales y
partidos, que a diario pisan estudios de radio y platós de televisión para
decir lo coherente con el color político que les
sustenta. La crítica ha perdido la batalla. Es difícil escuchar a
intelectuales libres e independientes hablar de la realidad social. Cansado de perder tiempo en seguir las
polémicas me he dedicado a recoger información de varias fuentes políticas,
antropológicas, filosóficas y psicológicas para reflexionar. Fruto de la
investigación son estas reflexiones que hoy comparto. La exposición va a ser
abstracta, continuando el estilo propuesto en el artículo: “Una crisis de
conciencia”, que publiqué en el blog. Por lo tanto los ejemplos concretos que
presento no son más que orientaciones para apoyar las ideas expuestas, y, como
todo lo concreto, tienen acepciones que podrían llevar a un debate estéril si
no se va más allá de ellas. El filósofo Gadamer hizo hincapié en la necesidad
de leer un texto con la actitud de establecer una relación personal con el
mismo. De modo que la lectura conduzca a que el lector contraste la información
que recibe con sus conocimientos previos y con su estilo personal, pues de este
modo la lectura conduce a la reflexión, a la crítica, a la afirmación más
consistente de lo que sabía o al cambio de ideas o actitudes. No he escrito un
texto pulcro, no pretendo ofender, tampoco evito que alguien se sienta incómodo
ni la polémica. Adelanto que no quiero presentarme como ideológicamente
neutral, sin tomar explícitamente posición. Ignorancia más confianza ciega es
igual a sometimiento y engaño.
Mi interés está en poner en evidencia la naturaleza profunda y
constitutivamente social de esferas generalmente suprimidas del análisis.
Supresión fundamentada, en la hipótesis ad hoc, de que pertenecen al ámbito de
la “libre propiedad” de la subjetividad
individual. Esta hipótesis, pseudociencia, es un engaño.
En las épocas de crisis los vínculos de confianza se debilitan, el
consenso se rompe, los enfrentamientos se hacen más violentos… Aunque exista
más angustia, recelo, sospecha,.. la alerta (mezcla de inquietud, miedo y
curiosidad) es uno de los grandes motores de la evolución humana, ya que
deconstruye errores previos, alienaciones, y permite nievas perspectivas.
El jefe de Estado es la máxima autoridad de un Estado, representa su
unidad y su continuidad ante el Estado mismo y el mundo. Sus funciones
específicas varían de acuerdo al sistema político de cada Estado: monarquía
(rey), república (presidente)...
Puedes seguir leyendo en el blog o descargar el archivo en esta dirección:
Súbdito se emplea, a partir de la Revolución francesa, en oposición a
ciudadano; ya que se entendía que "súbdito" implica la sumisión a la
soberanía del rey propia de una monarquía absoluta del Antiguo Régimen,
mientras que "ciudadano" implica la participación en la soberanía
nacional.
Los siguientes polos de pares antitéticos:
Jefe estado – ciudadanos
Rey – súbditos
Son formas de regulación de la autoridad y la gestión de gobierno de
un estado. En las monarquías parlamentarias actuales se considera y pretende
hacer creer que estos pares antitéticos son equivalentes. La justificación es
que el rey, en un sistema monárquico parlamentario, ha perdido las
connotaciones de un rey del Antiguo Régimen y, por lo tanto, es factible la
polaridad Rey-Ciudadanos.
¿Pero es así?
Los estudios antropológicos señalan una evolución histórica desde
modos en los que la autoridad la ostentaba un caudillo, hasta los sistemas de
jefatura de estado presidencialistas.
La institución de las monarquías está ligada al desarrollo de los
estados y ha tenido su sentido en períodos históricos, en los que aglutinaba
una significación religiosa y una connotación patriarcalista. Las monarquías
han evolucionado forzadas por los cambios históricos, sucumbiendo o
transformándose por su decadencia o por movimientos revolucionarios que han
dotado al pueblo de constituciones. La
monarquía constitucional fue un paso intermedio frente a la aparición de las primeras repúblicas
modernas como Francia y Estados Unidos. Se pretendía pasar de monarquías
absolutas del Antiguo Régimen, a monarquías con un poder limitado, ya que el
rey que retiene gran parte del poder controlando al poder ejecutivo. Un
cambio cínico que pretende que las cosas sigan igual. Visconti en “Il
gatopardo”, 1963, lleva al cine la novela de Giussepe di Lampedusa en la que se
ejemplifica un ejercicio de esta maniobra.
Aunque las actuales monarquías constitucionales son en su mayoría
representativas de sistemas democráticos históricamente no siempre ha sido así.
Muchas de las monarquías han coexistido con constituciones fascistas o con
dictaduras, o han sido impuestas o restauradas como continuidad de dictaduras.
Se afirma que en las monarquías parlamentarias la soberanía reside en
la voluntad popular, siendo el monarca una figura esencialmente simbólica. El rey ejerce la función de jefe de Estado
bajo el control del poder legislativo (parlamento) y del poder ejecutivo
(Gobierno), es decir, “el rey reina pero no gobierna”. El monarca sanciona las
leyes y decretos que le son presentados para firmar por el Gobierno y el
Parlamento. Pero es habitual que el monarca disfrute de privilegios en función
de su papel como máximo representante del país y Jefe del Estado. Privilegios
que contemplan no sólo el mantenimiento económico de la familia real y su
seguridad, sino también a cuestiones de inmunidad jurídica,… y estos
privilegios están recogidos en la Constitución y regulados por esta u otras
leyes.
Actualmente existen unos 35 estados con monarquías. La mayoría
parlamentarias. La mayoría con sucesión hereditaria (a excepción de Emiratos
árabes, Camboya, Malasia, que son electivas). La mayoría desligadas del poder
religioso (a excepción de algún país islámico, el co-principado de Andorra, el Reino
Unido en el que el soberano es el Gobernador Supremo de la Iglesia Anglicana y
Bután: budista). La mayoría en un solo país (a excepción del Monarca británico
que es el jefe de Estado del Reino Unido y de los territorios británicos de
ultramar que son unos quince países, cada uno de los cuales formaron alguna vez
parte del Imperio británico conocidos como los Reinos de la Mancomunidad
Británica de Naciones).
De este repaso se infiere que actualmente coexisten modos diversos de
regular las monarquías y que aunque algunos están más cercanos que otros al
Antiguo Régimen, en todos se conservan elementos reminiscencias del pasado.
En el pasado el rey era un símbolo encarnado en una realidad. Actualmente
es un símbolo con una presencia limitada en lo real.
¿Cuál fue la significación del rey en el pasado?
En lo manifiesto
Entre otros
datos de diversas culturas expongo algunos de interés. El carácter wang, que
designa al rey en China, está formado por tres trazos horizontales paralelos,
el cielo, el hombre y la tierra, ligados en el medio por un trazo vertical: «
El hombre cuya naturaleza procede del cielo se encuentra dotado de esta virtud
que saca de sí mismo.» Su papel de regulación se extiende del dominio cósmico
al dominio social. Este mismo papel de impulsión y de regulación de los
movimientos cósmicos se aplica al símbolo hindú del rey-elzakravarti. Es el
motor inmóvil del mundo, situado en el vacío del cubo de la rueda. Una función
semejante puede aplicarse a Manu, el legislador primordial. El emperador del
Japón es el descendiente directo de Amatera-su-omikami, la diosa del sol. El
rey (al-Malik) es, según el islam, un nombre divino que corresponde
esencial-mente a la función del juicio. El rey de Egipto, Faraón es de la misma
naturaleza que el sol y la divinidad. Todo cambio en el trono toma una
significación cósmica. Si, a la muerte de un rey, caos amenaza el orden del
universo, el advenimiento de faraón renueva la creación original, restablece el
equilibrio de la naturaleza. El rey celta era elegido por los nobles entre los
representantes de la casta militar pero bajo la vigilancia y la garantía
religiosa de los druidas. Guerrero por sus orígenes su función no combate ya,
pero presencia es necesaria: no se gana una batalla sin rey, dice un aforismo
irlandés medio. Un buen rey es el que asegura la prosperidad de sus súbditos.
El rey simboliza también, según las creencias africanas, el detentador de toda
vida, humana y cósmica, la piedra angular de la sociedad y del universo. En
general el rey personifica
el divino orden mundial del cosmos
dentro de su reino, como el sol personifica el del cielo (el faraón como imagen terrestre de Ra, el inca
como imagen del dios solar Ynti o el japonés Ten-no, así como el barroco «rey
Sol» Luis XIV). El culto romano de los soberanos en la época posterior a la
divinización del difunto Julio César y el Imperio de ello resultante
—posteriormente modificado en soberanía «por la gracia de Dios»— es la
ulterior manifestación de este mundo de ideas, aceptada de buen grado en el
cristianismo mediante la sanción eclesiástica y participación en la ceremonia
de la consagración y coronación. En la Galia se menciona a Albiorix,
como «rey del mundo» y es equivalente a Marte. Albio tiene el doble sentido de
blanco (sagrado en el mundo indoeuropeo que implica una significación
religiosa) y de mundo y también se mencionan los Bituriges que son, a la vez,
reyes del mundo y reyes perpetuos. Albiorix y Bituriges se oponen a Dubnorix,
rey del mundo en el sentido temporal.
Resumiendo características del símbolo rey que han configurado los
pueblos:
Su fundamento se
encuentra en el deseo de personificar una autoridad que garantice el bienestar
del pueblo. Su existencia es indispensable, por su papel de equilibrador y
distribuidor, para la coherencia social.
Tiene un valor trascendente, sagrado, religioso, que le confiere
ciertos poderes.
Sus funciones esenciales son el establecimiento de la justicia y de la
paz, es decir del equilibrio y de la armonía del mundo. Si el alma no es capaz
de ejercer la justicia, el espíritu se hunde, y la materia, cuerpo, se arruina.
La cualidad central y reguladora de la función real implica a un
microcosmos humano, un reino, cuyo corazón es el rey mismo.
Perpetuidad. La permanencia garantizada por la sucesión hereditaria.
Los emblemas del poder real son los bastones de mando, la corona, el
cetro, el globo, el trono y el dosel. Su fuerza
que se dice le fue infundida en el acto sagrado de la coronación.
El Rey, es una figura simbólica de dominio que solo se puede comprender en una civilización concreta o en
su esfera de influencia. Proyecta en la sociedad humana el principio
patriarcal del mundo de los dioses, que representa la imagen de soberanía
masculina de una religión solar en la tierra. Las reinas hacen referencia a rasgos matriarcales de las correspondientes culturas, la reina aparece más bien, en el ámbito profano, como un
mero elemento complementario sin gran independencia. Incluso aunque conocían
reinas en la vida cotidiana se asignaba un papel secundario al sexo
femenino.
Para garantizar el buen
funcionamiento:
El rey debe mantener un equilibrio entre cuatro posiciones
arquetípicas integrándolas y adecuándolas a cada contexto: Guerrero; Sabio; Amante; Mago.
Debe tener capacidad de pelear por la justicia y el bienestar,
haciéndolo con sabiduría, con amor a su pueblo, y con creatividad. Equilibrando
Logos y Eros.
Requiere una formación profunda en muchos niveles, un equilibrio
emocional, una ética autónoma…
Los reyes filósofos son los hipotéticos gobernantes de la utópica
Callipolis de Platón. Si su ciudad estado ideal debía existir alguna vez, los
"filósofos [debían] convertirse en reyes… o esos a los que hoy se llama
reyes [deben]… filosofar genuina y adecuadamente" (La República, 473d).
En China se esperaba que el emperador estuviera en el Tao, que
significa un trabajo para mantener un orden interno ya que de ello dependía el
orden del imperio. Era el pájaro en la “Jaula de oro” del palacio al servicio
del pueblo.
El rey debe encontrarse en la plenitud de la vitalidad. Si aparecen
síntomas de envejecimiento o
de una incapacidad física cualquiera, es descalificado, debe irse e incluso, en algunas culturas, someterse a la costumbre de
la autoinmolación o del regicidio.
Ser rey requiere mucho y sin ser rey no se gana una batalla para el
desarrollo y el bienestar.
Puntualizaciones:
Todo sistema requiere un equilibrio entre dos tendencias, la que
mantiene su estabilidad y la que promueve cambios para crecer, enriquecerse y
adaptarse más eficazmente al entorno. El rey, como Cronos, es símbolo personificado
del tiempo, con sus dos acepciones la de perpetuidad y no cambio y la de
cambio, cuando devora a sus hijos, como símbolo que destruye para crear de
nuevo.
Un sistema sano es abierto al cambio en relación con el medio. De este
modo es funcional y promueve la salud. La referencia al canibalismo de Cronos
tiene sentido en este contexto de promotor de la salud si lo que se devora son
los aspectos que impiden el desarrollo de la conciencia. Devorar es conocer,
digerir e integrar esos aspectos. Tanto el rey puede enseñar a sus súbditos a
devorar como estos pueden devorarlo. Esto lo desarrollaré en un artículo
específico.
¿Las monarquías cumplen las
expectativas deseadas?
La historia recoge la existencia
de reyes que han promovido el bienestar de sus reinos, siendo algunos de ellos
mitificados por su buen hacer. Por citar algunos de los que ejemplifican el
ideal platónico de reyes filósofos: Salomón, Alejandro Magno, Marco Aurelio,
Matías Corvino, Federico el Grande, Catalina II de Rusia, Nezahualcoyotl. Aun así los reyes buenos han sido muy pocos.
La mayoría de los reyes han sido nefastos y más cuando han acaparado el poder
religioso o han sido sostenidos por este. Se han generado guerras, expediciones
militares (cruzadas, armada invencible), genocidios, desastres ecológicos (un
galeón de la armada invencible requería 500 robles talando los bosques de
castilla y de los 127 barcos naufragaron o fueron destruidos 87), y destrucción
por su afán de poder y dominio o por el mantenimiento de su régimen. Algunos reyes
fueron apodados con el calificativo de “cruel”, “demonio del mediodía”... Ejemplos
históricos: Ranavalona I, Calígula, Nerón, Juan Sin Tierra, María la
sangrienta, Iván IV El Terrible, Leopoldo II de Bélgica, Reyes Católicos,
Felipe II. Dependiendo de quien interpreta la historia y de la posición de
intereses algunos de los ejemplos pueden ser considerados en la clasificación
contraria a lo descrito en este texto. Hablar de buenos o malos es un ejercicio
de pensamiento concreto, simple. Son conceptos relativos e interdependientes.
Cada uno solo puede concebirse en referencia al otro. Sin embargo, ¡cuánta
destrucción han generado los intentos de acabar con el mal desde la presunción
de que se hacen desde el bien!
Los absolutistas españoles en 1814 acuñaron el lema
¡Vivan las cadenas! es un lema cuando, en la vuelta del destierro de Fernando
VII, se organizó un recibimiento popular en el que se desengancharon los
caballos de su carroza, que fueron sustituidos por personas del pueblo que
tiraron de ella. Apoyando y justificando la decisión del rey de ignorar la
Constitución de 1812 y la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, gobernando
como rey absoluto, apoyado en los firmantes del Manifiesto de los Persas (12 de
abril). Cuando la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis acabó con el
Trienio Liberal, se produjeron adiciones de nuevos contenidos al lema: “Vivan las
cadenas y mueran los negros” y “Vivan las cadenas y muera la nación” Negros era
el nombre con el que los absolutistas se referían a los liberales españoles; y
nación era una palabra de contenido político liberal (soberanía nacional,
milicia nacional, bienes nacionales, etc.).
Carlomagno fue el constructor
del Sacro Imperio Romano, que se desmembró a su muerte dando paso al
Feudalismo. Fue uno de los Nueve de la Fama que representaban el ideal de la
caballería (Héctor de Troya, Alejandro Magno, Julio César, Josué, conquistador
de Canaán, David, rey de Israel, Judas Macabeo, reconquistador de Jerusalén,
Rey Arturo, Carlomagno, Godofredo de Bouillón, uno de los líderes de la Primera
Cruzada)
Llama la atención su imponente pose, el
estar sentado en el trono, la corona y el cetro-espada.
Sobre la simbología de la corona, se pueden decir varias cosas. Con la ceremonia de
coronación el rey queda legitimado como ser sobrehumano, vinculado con el
mundo superior, y le eleva por encima del círculo de sus semejantes. La estructura circular de la corona significa
círculo sin fin. Cuando hay piedras preciosas añade la cualidad
de lo suntuoso. Cuando hay dientes en forma de rayos hacen pensar en los rayos
del Sol, una imagen cósmica
patriarcal-solar. Por esto las coronas de los reyes se hacen casi siempre del metal solar oro. Una triple corona (tiara) designa
al Papa, una quíntuple simboliza a Dios Padre.
La corona real
de España, un objeto heráldico sin existencia rea, que recoge los simbolos citados antes.
La
representación del artista alemán de comics Ralf König evoca un rey fálico que dicta la ley a
su conveniencia. No lejos de las asociaciones que muchos hacen con el poder de
los reyes.
¿En lo profundo?
¿A que me refiero? A lo no
manifiesto pero presente en el psiquismo como motor de desarrollo de la
conciencia. Su presencia en el inconsciente colectivo tiene una historia. La
experiencia de una realidad social duradera que ha significado mucho para
generaciones se inscribe en el inconsciente colectivo, como arquetipo que a
modo de “instinto” empuja al despliegue de la conciencia.
Los símbolos se presentan mediante imágenes y relatos míticos. Estos
relatos representan dramas existenciales humanos y una de sus funciones es
dotar de explicaciones a las preguntas existenciales. Son referencias,
propuestas explicativas que sirven temporalmente y pueden ser cambiadas.
Símbolos y mitos aparecen en sueños, leyendas, relatos, utopías (Callipolis de
Platón),… El relato mítico también puede ser desviado de su función de empuje
al desarrollo y convertirse en una herramienta de dominación. El mito
fundamenta un modo de interacción entre agentes sociales basado en lo simbólico,
que explica el mayor grado de perdurabilidad de la raíz estructural de los
elementos que se ponen en juego en las relaciones sociales cotidianas, en cada
interacción social, a pesar de los cambios socioeconómicos y de los progresos
sociales.
Muchos consideran Edipo rey la obra maestra de
Sófocles. Entre ellos, Aristóteles, que la analiza en la Poética. La obra nos
presenta a Edipo en su momento de mayor esplendor, como rey de Tebas y esposo
de Yocasta. Para salvar a la ciudad, comienza a investigar la muerte del rey
anterior, Layo. Poco a poco se descubre la verdad: Edipo es el asesino que
busca, Layo era su padre y su esposa, Yocasta, es al mismo tiempo su madre.
Yocasta se suicida y Edipo, tras cegarse a sí mismo, pide a su cuñado Creonte
que le deje partir al destierro y se quede con sus dos hijas, ya que sus dos
hijos son hombres y sabrán cómo actuar.
En Edipo encontró Freud un relato que explicaba el incesto cometido por
el rey derivado de la dirección de la pulsión sexual que lleva al varón a
desear a la madre y matar al padre y el castigo por transgredir la norma. Para
los griegos era la lucha entre la imposición de los dioses (destino) sobre la
libertad humana. Héroe que
trata de buscar su lugar salir de su destino y a pesar de sus esfuerzos comete
la falta que trata de evitar y sucumbe a la culpa, lo mismo que Yocasta y su
descendencia.
El contraste entre malos y buenos reyes ha generado el
mito indoeuropeo del Rey Perdido. Un rey justo, legítimo y amado por sus
súbditos, que desaparece misteriosamente; todos se niegan a creer que haya
muerto, se ha retirado a un lugar oculto y volverá cuando la hora sea propicia
para ponerse al frente de la legión de los elegidos en la batalla final contra
las fuerzas del mal. En ocasiones Caudillo derrotado, en otras muerto, pero que
su cadáver jamás se encuentra o simplemente líder victorioso de un período
áureo, consciente de la etapa de descomposición y decadencia en que vive la
humanidad y que deciden pasar a una especie de estado de letargo hasta que se
produzca la renovación del tiempo de la que él mismo será vehículo. Todos ellos
son prefiguraciones, más o menos directas, del Mesías Kalki que, según la
tradición indo-aria, vendrá al final de los tiempos para restaurar el Orden y
la Justicia en el mundo. La morada de este “Rey Perdido” es un símbolo polar:
una montaña (Federico I y II, Ogier de Dinamarca, José Antonio, Carlomagno…),
un Castillo (Otger Khatalon, Vlad III…). Las moradas o residencias de todos
estos personajes, son imágenes visibles y a la vez simbólicas: cielo. El Rey
Arturo, protagonista del Ciclo del Grial y de los Caballeros de la Tabla
Redonda, después de la batalla contra las fuerzas del mal representadas por
Mordred, se retira a la isla Avalón.
En el simbolismo alquímico, el rey, casi
siempre con la reina, está representado como elemento del sistema dual Sol-Luna en el sentido
de la doctrina dual de azufre y
mercurio, que juntos, tras el medio de purificación del proceso alquímico,
forman la «piedra filosofal»,
generalmente representada como andrógino
coronado.
La escuela de
psicología profunda de C. G. Jung, se ha ocupado extensamente del simbolismo
alquímico y considera al Rey menos como símbolo de autoridad paternal
(«imagen del padre») y más como arquetipo de intuición y sabiduría superiores
en el fondo de los símbolos psíquicos heredados. La integración de Guerrero; Sabio; Amante; Mago. Requieren
la armonía entre las cuatro funciones del psiquismo descritas por Jung;
Percepción; Pensamiento; Juicio e Intuición. Además se requiere equilibrio
dinámico entre ellas y con las actitudes de introversión y extraversión.
En cuentos y leyendas aparecen a menudo
figuras de reinas procedentes del ámbito sobrenatural, como por ejemplo, la
reina de las hadas o —bajo un signo negativo— una reina de las brujas. En tiempos más antiguos se otorgaba a la mujer
una influencia mayor que en la época cristiana. Y esta temática sigue estando
en el psiquismo. Desde el punto de vista psicológico, hay grandes reinas que
desempeñan un papel importante, por ejemplo en los sueños, como imágenes
primigenias del «gran femenino» o de la madre
en general.
En los cuentos
populares europeos, la figura del rey constituye primordialmente el objetivo
de todas las aventuras y viajes que el héroe debe vivir en el transcurso de su
maduración y formación con el fin de cumplir con su misión. No importa la
nobleza de nacimiento, sino que, en el proceso de «hacerse rey» de la figura
central, se trata de la posibilidad de poder identificarse con aquella figura
y dirigir las propias
disposiciones hacia el máximo desarrollo posible. El rey se concibe también
como una proyección del yo superior, un ideal a realizar.Ya no tiene, entonces, ninguna significación histórica ni cósmica; se convierte en un valor ético y psicológico. Su imagen concentra en ella los deseos de autonomía, de gobierno de sí mismo, de conocimiento integral, de conciencia. En este sentido, el rey es, con el héroe, el santo, el padre y el sabio, el arquetipo de la perfección humana y moviliza todas las energías espirituales para realizarse. Pero esta imagen puede pervertirse en la de un tirano, expresión de una voluntad de poder mal controlada.
Resumiendo características del símbolo rey desde lo profundo:
El simbolismo del rey está soportado por un relato mítico. El mito es
una propuesta y una referencia explicativa Algunos mitos citados responden a la
necesidad de crear un relato de dominación, otros de paliar el dolor por
frustraciones derivadas de pérdidas del bienestar del período idealizado, otros
proponen modos de crecimiento interno. Algunos son de corrientes disidentes o
perseguidas por los dominantes y han estado silencias u ocultos en la historia.
A medida que el mito se aleja más de las referencias superficiales su
carácter de motor de cambio individual se hace más patente. Llegar a ser rey-reina
supone una meta para un camino iniciático que requiere atención, puesta a
prueba de las capacidades, lucha, elaboración de conflictos, integración de
opuestos como lo masculino-femenino de cada uno,… Un final que no implica
privilegios sino libertad. Un camino, pues, duro, para llegar a la libertad, no
es deseable pues además, parafraseando a Bernard Shaw “La libertad supone
responsabilidad. Por eso la mayor parte de los hombres la temen tanto”.
Puntualizaciones:
La información profunda orienta hacia un trabajo introvertido. La
carencia del mismo pone en marcha el mecanismo de autorregulación de la psique,
que proyecta el símbolo hacia el exterior encarnándolo en un sujeto y una
cultura histórica. Ver en el exterior la película interna es un medio para
observar lo posible y tener la posibilidad de, entendiendo el significado,
volverlo hacia el mundo interno en un trabajo de desarrollo y consolidación.
Pero en la mayoría de los humanos no se toma conciencia de la proyección, y la
realidad investida con el símbolo se toma como única Realidad de la que se
hacen dependientes para un equilibrio interno. Los sujetos tienden a
identificarse con la realidad tratando de parecerse a los sujetos que encarnan
el símbolo. De ese modo se sienten partícipes y compensan el vacío interno de
la proyección.
Este proceso es fomentado por las figuras e instituciones dominantes, para
su beneficio, para fijar la conciencia en estilos que pertenecen a etapas
infantiles del desarrollo del pensamiento, como el pensamiento concreto. En la
mayoría de los casos ya solo con esto el pueblo está alienado y si falla
siempre queda el recurso a la represión directa y eliminación de los sujetos
peligrosos para el sistema.
El relato mítico es equivalente a un “objeto transicional”. La
información simbólica es la fuente para su construcción. Su existencia hace
evidente un drama existencial con su presentación, desarrollo y epílogo. Como
objeto transicional sirve para acompañar, segurizar, es como el peluche que acompaña
al infante en la ausencia de sus progenitores. Al principio es absolutamente
necesario, finalmente, cuando el infante está seguro de sí mismo no lo necesita
aunque siempre conserve un profundo afecto. El mito da una perspectiva y enseña,
pero su destino es su desaparición. En el caso del símbolo rey el objeto
transicional es un sujeto
histórico y una cultura durante válida un tiempo. En este tiempo es un objeto total internalizado en la psique hasta que
se convierte en un recuerdo cuando sus valores han sido incorporados a la
autonomía del sujeto.
Antes he citado que in rey no se gana una batalla para el desarrollo de
la conciencia. Ahora hago hincapié en que esto se refiere a “ser” rey no a
“tener” rey. Ser y tener son antinomias.
¿Y la Monarquía
Española? http://www.casareal.es/ES/Paginas/home.aspx
La monarquía fue restaurada por el dictador Franco quien eligió un
descendiente de una de las líneas borbónicas. Tras el fallido golpe de estado
de Franco contra la II República, las dos casas borbónicas el litigio: la
oficial Alfonsina y la Carlista se alinearon con los golpistas en la guerra
civil esperando que Franco las restaurara. Franco se quedó con el poder y las
dinastías, frustradas, se alejaron del franquismo siendo incluso reprimidas.
Franco intentó instaurar un monarca sucesor de la línea germánica, quien no
aceptó. El padre de Juan Carlos tuvo que abdicar a favor de su hijo cuando
Franco lo eligió. No consta que el rey haya condenado públicamente ni la
dictadura ni al dictador.
La constitución española de 1978 define un sistema monárquico parlamentario de
sucesión hereditario, como es común a las monarquías, con la particularidad de
preterición de varones sobre mujeres (en la línea de la tradición borbónica
francesa de Felipe V) lo que es una “sombra” de la ley Sálica (su origen se remonta a principios del
siglo VI promulgada por el rey Clodoveo I de los francos Salios). En el Art 55
del título II la constitución proclama la inviolabilidad jurídica del soberano
(no se le puede juzgar). El derecho de “gracia”: el rey tiene el derecho
de remitir en todo o en parte todas las condenas pronunciadas por los
Tribunales de Justicia en el orden penal, sea común o militar, bien de manera
condicional o incondicional no pudiendo conceder indultos generales. El rey se
reserva la concesión de títulos nobiliarios y grandezas de España. Además de
los privilegios que recoge la constitución la monarquía, tampoco, aún hoy, está regulada por leyes que desarrollen lo
recogido en la constitución, lo que la hace opaca al control.
La Constitución fue redactada, en un contexto de transición de la
dictadura a una democracia. Aunque sea
loable el esfuerzo pactario este período se ha construido como un relato mítico
del proceso que idealiza la realidad y lo convierte en un obstáculo para
cambios: es “hija” del esfuerzo de unos “padres” que consensuaron el texto y que fue aprobada en referéndum. El mito obvia las “sombras” como que la
latente amenaza de los sables forzó el consenso…
Estas características
denotan que la monarquía es un “sistema cerrado”. Los sistemas cerrados generan
diversas patologías a sus miembros y al entorno.
¿Cómo ha reinado el rey? ¿Equilibrio entre: Guerrero; Sabio; Amante; Mago?
Luces
y sombras
Como guerrero no ha luchado explícitamente
por desmarcarse del franquismo en declaraciones públicas. El fallido golpe de
estado del 23F de 1981, le ha investido de un halo de guerrero héroe que luchó
por el pueblo contra involuciones fascistas, desmarcándolo de la dictadura y
legitimándolo.
Como sabio y mago. En la transición tuvo
astucia y una cierta “magia” para elegir un equipo idóneo.
Como amante. Se hace hincapié en su
talante conciliador, mediador, desde el inicio de su reinado.
Existe un relato mitificado del período
inicial, que caló y se tradujo en su aceptación popular durante un largo
período. La mitificación ha actuado en contra del propio rey pues le puede conducir
al relajamiento de la disciplina, a vivir de la renta y a creerse en ser un
sujeto excepcional no solo por su origen sino por los logros y a tener más
justificación de sus derechos.
No ha mantenido una posición sabia. Sus discursos preferentes al pueblo
se producen en la felicitación de Navidad. Sus contenidos no son sabios. El
momento elegido tampoco. Seguir aglutinando la percepción de su figura al
espacio religioso, no le suma sino que le resta. No se independiza de lastres
del pasado.
No es una actitud amante la realidad de mantener privilegios, no ser igual
a los otros, facilitar o no impedir el uso de la institución para arribismos,
camarillas de poder e influencia, fortunas personales y, quizás, paraísos
fiscales… No ya solo el propio rey sino su área de influencia. El rey se
presentaba como una marca apreciada de España fuera del país, producto de la
renta de la mitificación. Lo mismo que dentro del país. Acercarse a su figura,
identificarse con la figura y con su estilo, son formas de adquirir “autoestima
y poder personal” y riqueza.
Cazar animales aunque sea una actividad legal y libre en su vida privada,
no denota la valentía y el riesgo del guerrero necesario, sino lo contrario.
Las servidumbres que su figura simbólica tiene para el bienestar del pueblo le
obligan a sacrificios sobre sus deseos personales. Lo sabe y parece que no lo
acepta, llevándole a la trampa de la caza a semiescondidas del conocimiento. Es
significativa la derrota sufrida ante el elefante. El elefante es el más fuerte
de los animales terrestres, y están reconocidas sus capacidades memorísticas y
cierta conciencia de la muerte por sus rituales de cementerios… ¿Que mejor para
sentir el poder que abatir un elefante? La práctica de la caza de elefantes no
era ocasional. La empresa Rann Safaris publicó en su web una fotografía
del Rey en Botsuana del 2006 con un elefante abatido. El sitio web fue cerrado.
El episodio causó mucha indignación y entre otras cosas el rey perdió el status
de miembro honorífico de la ONG WWF-Adena. El rey salió lesionado con fractura
de cadera. Es cierto que se disculpó al salir del hospital del
error cometido, y prometió que no se repetiría. Si es producto de un
proceso genuino de toma de conciencia o un intento de salir lo mejor parado no
lo sabemos. Aun así es interesante el hecho de la petición de perdón, le acerca
a ser más semejante. Sin embargo no ha frenado el inicio de lo que se ha
denominado su “annus horríbilis”. Simbólicamente fue vencido por la fuerza,
memoria histórica, y la conciencia de muerte del elefante. En la realidad está
ocurriendo, la debilidad física del rey va en aumento, se ha abierto la memoria
histórica que lleva a revisar su reinado y orígenes, y se debate sobre la
muerte de su reinado. Ya se escuchan voces diciendo que el rey es el que más
alienta el sentimiento de derrumbe necesario de la monarquía. Y pocas voces se
posicionan desde el sentimiento del “retorno del rey perdido”.
Alguna de sus
últimas actuaciones como la de pedir a un “padre de la constitución” que
defienda a su hija ante los tribunales de justicia, reconocida por el rey, dejan
manifiesto la conjunción corona-Constitución, pero difícilmente va a alimentar
el mito constituyente en su beneficio, más bien alimenta el sentimiento de que
es un ejercicio de privilegios e inviolabilidad. El rey está en el ojo de mira,
se desconfía de él, y se le disparan todo tipo de proyectiles, siendo un cierto
“chivo expiatorio” del malestar social. Haya o no intervenido para que
Urdangarin tenga trabajo en Qatar al rey se le va a atribuir un ejercicio de
sus contactos privilegiados y un intento de excluir lo que le deteriora.
Futuro de la monarquía
española
Ya pocos ven en
el rey un valor que incremente la marca España. Es significativo que la ronda
de empresarios que visitan países para reforzar la marca y fomentar las
exportaciones para salir de la crisis no usan al rey para ello.
La selección
española de futbol es un símbolo más apropiado de la marca. Se le ha investido
de un lenguaje mitológico. Los éxitos son producto del esfuerzo, del trabajo
del país, de la colaboración de equipo, de la paciencia y unión de fuerzas… un
trabajo heroico. Que llama a la unidad, y que propone un camino de trabajo
duro. Los atletas se muestran humildes agradecen el trabajo y la colaboración
de todos, los éxitos son festejados como de todos y cada uno de los ciudadanos
que se sienten uno en la diversidad. Por eso es admirada y premiada (Premio
Asturias), la gente luce sus símbolos como la camiseta que se pone la gente en
cualquier espacio. Es significativo que Rajoy regale al Papa en su primera
visita una camiseta de la selección, y que este le conteste, que de haberlo
sabido le hubiera dado a cambio una camiseta de su equipo argentino.
Parte de las
funciones de la proyección interna en el rey encarnado se van perdiendo al
desplazarse a otros ámbitos. Esto no significa que se supongan un cambio en la
población, pero investir el deporte permite un juego más dinámico hacia el
cambio que investir en el rey.
Cada vez es más evidente que no
estamos en una democracia representativa parlamentaria que trabaje para el
pueblo, y que el concepto democracia no connota el sistema político que
tenemos. En sentido estricto la democracia es una forma de gobierno, en la cual
las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de
participación directa o indirecta que le confieren legitimidad al
representante. En sentido amplio, democracia debería ser una forma de
convivencia social en la que todos sus habitantes son libres e iguales ante la
ley y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos
contractuales. La realidad nos muestra otra cosa. Falta la piedra angular, es
decir, la voluntad general de unos ciudadanos conscientes de su situación y de
sus necesidades, una voluntad formada y preparada para la toma de decisiones y
para ejercer su poder de legitimización de forma plena. Es más apropiado una
mezcla de varios de los siguientes: Partidocracia; Plutocracia, sistema de gobierno en el que existen influencias
desequilibradas en la toma de decisiones a favor de los que ostentan las fuentes
de riqueza; Cleptocracia, el establecimiento y desarrollo del poder basado en
el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados (nepotismo…) de forma que estas acciones
delictivas quedan impunes, debido a que los sectores del poder están
corrompidos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema
político y económico; Oclocracia, o tiranía
de las mayorías incultas producto de una poderosa acción demagógica. Existe un
predominio del neoliberalismo corriente politicoeconómica que propugna la
reducción de la intervención del Estado al mínimo tanto en materia económica
como social, defendiendo el libre mercado capitalista como mejor garante del
equilibrio institucional y el crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia
de los denominados fallos del mercado. El neoliberalismo afirma que la
democracia y la pobreza están relacionadas. Si quedaban dudas de la potencia de
este sistema, quedan disipadas al conocer las instrucciones que dejó la
“baronesa” Margaret Thatcher para su funeral y la obediencia a las
mismas. Según las pautas de la baronesa, el primer ministro del momento sería
el encargado de leer un pasaje de la obra y milagros de Jesucristo; por lo
tanto, lo hará el jefe de gobierno, David Cameron. Entre las canciones
eclesiásticas que Thatcher eligió para su entierro se encuentra el himno
anglicano «I Vow to Thee, My Country», favorito de Diana de Gales. La Dama de
Hierro pidió que la noche antes del funeral el ataúd con sus restos mortales
reposasen en la capilla de Westminster y la Reina Isabel II aprobó su decisión.
Thatcher, consciente de las divisiones que había suscitado su figura, siempre
se negó a que su cuerpo fuese expuesto públicamente.
La
pompa y boato de este funeral, que sigue las instrucciones de la baronesa, con
la participación de los representantes políticos de su país, de la reina, de
2000 invitados… ¿No son una expresión de un relato mítico del neoliberalismo
que presenta uno de sus garantes como una ser excepcional elevado a la
categoría de reina? ¿Se hubiera hecho si
su partido no estuviera en el poder y sin la existencia de la monarquía
británica?
¿Quién
puede negar que las monarquías no sustenten raíces ideológicas y simbólicas del
neoliberalismo?
La propia
monarquía española se desmorona por su conducta. Es cierto que la crisis
facilita la toma de conciencia de la injusticia de los privilegios y que la
rabia acumulada, por frustraciones diversas (entre ellas la derivada de
constatar que el rey no es un cuidador del bienestar peleando para el mismo),
puede depositarse en el rey más allá de lo que le corresponde como sujeto. Es
la contrapartida de la idealización, a veces por el sentimiento de vergüenza
por hacer idealizado, la rabia por el sometimiento…
Es impensable que la
monarquía se autodisuelva siendo consciente que su ciclo ha terminado y que ya
es un estorbo a la evolución de la consciencia.
Para ello se
necesitarían muchas cosas no solo en la familia real sino en el pueblo. Y las
resistencias a ello están en muchos ámbitos. Un argumento bastante aceptado por
muchos es que el rey da estabilidad al estado y que en tiempo de crisis se
necesita la estabilidad. Pero ¿no es el tipo de estabilidad que se pretende
mantener el problema en sí? Manteniendo privilegios de sangre se avalan los
privilegios de clase y a los privilegiados.
Las renuncias parciales,
como la abdicación del rey en el príncipe heredero tampoco soluciona el
problema, pueden ser un ejercicio de cambio para que no cambie nada. Otros cambios constitucionales, tampoco son
suficientes, como abolir restos de ley sálica, la eventual eliminación de la
cruz de la corona sancionando para visualizar que el estado es laico….
Recientemente Benedicto
VXI renuncio al papado. Adujo razones de edad (falta de energía) y de soledad
para la tarea. En su discurso de despedida confesó que en momentos delicados de
su papado sintió como si Cristo estuviera dormido aludiendo a un pasaje de la
Biblia. Ahora es emérito. Le honra reconocer que no podía seguir remando o
llevando el timón de la nave. Ha dejado claro que el liderazgo requiere
energía. Podría haber sido más guerrero de la verdad y explicar porque le
habían dejado solo y hechos como los que se ven en este video.
La reina Beatriz de Holanda, a punto de cumplir 75 años y tras casi 33 en
el trono, anunció su abdicación en favor de su hijo, el príncipe Guillermo, que
la sucederá formalmente el 30 abril 2103 "La responsabilidad sobre nuestro
país debe recaer en las manos de nuevas generaciones", dijo. En Holanda la
abdicación es habitual en los monarcas ancianos.
¿Por qué es impensable que vaya a abdicar el rey con estos precedentes?
¿El riesgo de juicio por pérdida de inviolabilidad es determinante? En una
entrevista antes de su 75 cumpleaños el rey afirmó sentirse con fuerza e
ilusionado por continuar con su reinado.
¿Qué pasaría si el
príncipe aboliera la monarquía? Podría
ser un bofetón para todos los privilegios. ¿Y si además lo hiciera con un
discurso explicativo? Podría ser un ejercicio de sabiduría e impulso al cambio
del pueblo que transformara la categoría de súbdito en ciudadano. ¿Y si repartiera
o devolviera bienes? Simbólicamente dando a comer algo material como un descuartizamiento. Cerraría un ciclo.
Aun siendo esto es todavía
más improbable no es difícil entender que sería un suceso excepcional y
evolutivo. Quizás haya que ir proponiéndoselo con más contundencia.
En junio de 2011, Laura Pérez se acercó hasta el
Palacio de Congresos y Exposiciones de Pamplona con la intención de entregar
una carta a los Príncipes de Asturias, quienes asistían a la entrega de los
Premios Príncipe de Viana. En dicho documento, preguntaba al heredero de la
Corona por la posibilidad de celebrar un referéndum sobre Monarquía y
República. “Por una cuestión de regeneración democrática, sencillamente”. A la
salida del ato pudo hablar con el príncipe y le pidió al heredero al trono que
abdicara: “Cuando usted sea rey, ¿tendrá la honestidad suficiente para proponer
un referéndum sobre monarquía o república por una cuestión democrática?”. El príncipe
respondió entonces que para ello sería necesario cambiar la Constitución. Hoy
quizás se calificaría este hecho como un escrache o acoso. En este video puede
verse. http://www.youtube.com/watch?v=uXz4EHqijm4&NR=1&feature=fvwp
El príncipe Felipe fue abucheado en abril del 2012 en Alcalá de Henares
en los instantes previos a la entrega del Premio Cervantes a Nicanor Parra, que
tuvo lugar en la Universidad de Alcalá. "¡Borbón, cabrón, trabaja de
peón!" gritaron trabajadores municipales.
¿Derrocar la monarquía?
Pudiera ser que ese momento se acerca para el donde cada vez más
ciudadanos toman conciencia y se podrían organizar en Asambleas Ciudadanas
Constituyentes con el fin de avanzar hacia la unidad de los españoles por
iniciar un proceso de Asamblea Nacional Constituyente, expresión de la
soberanía popular, donde puedan deliberar democráticamente estos asuntos y
todos los que aquejan a los pueblos de España. Para realizar una asamblea
constituyente no es necesario que ésta se encuentre señalada en la Constitución
vigente. Al ser la expresión más acabada del ejercicio del Poder Constituyente
Originario y del poder soberano de los ciudadanos, es a éstos a quienes
corresponde decidir el momento más apropiado para elegir una.
¿Sustituirla la
monarquía por la III República?
Tanto los símbolos como
los principios constitucionales de le II República son más progresistas que los
de la monarquía y la constitución actual.
Mientras no se sepa
construir otra forma la III República es una opción no como un fin sino como un
medio hacia la real democracia participativa y directa con lo que de fondo
significa esta. Las dos repúblicas anteriores fueron abolidas una por un golpe
de estado exitosa y otra tras la guerra civil tras un fallido golpe de estado.
Ningún cambio político
es un fin sino un medio para hacia el desarrollo de la conciencia sin el cual
realmente no se consolidarán los cambios políticos.
La afirmación de G.
Bernard Shaw “La democracia es el proceso que garantiza que no seamos
gobernados mejor de lo que nos merecemos” invoca la necesidad de una conciencia
individual y colectiva suficientemente desarrollada para un gobierno real de
progreso.
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