6 sept 2013

Extractos de “CANTO A MI MISMO” WALT WHITMAN (1819 – 1892)



El pasado y el presente se marchitan.
Y los he llenado y los he vaciado a los dos
y prosigo llenando lo que me espera en el futuro.

Con estrépito de música vengo,
con cornetas y tambores.
Mis marchas no suenan sólo para los victoriosos,
sino para los derrotados y los muertos también.
Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.
Pues yo digo que es tan glorioso perderla.
¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!
¡Hurra por los muertos!
Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre, por ellos.

¡Si pudiese olvidar las burlas y los insultos!
¡Si pudiese olvidar las lágrimas
y los golpes de las clavas y de los mazos!

Pero ¿qué estoy diciendo?
¡Soy un miserable!
Nadie más que yo fue el traidor.
¡Yo soy el gran traidor!
Yo mismo que uní a la facción,
mis propias manos me llevaron allí.

¿Qué tenéis que decirme?

¿Qué me contradigo?
Sí, me contradigo. Y ¿qué?

¿Quién ha terminado su trabajo?

Y en cuanto a la Vida.......
¿No es la vida el desperdicio de muertes infinitas?
(Yo mismo he muerto ya mil veces).

Destellos del día y del crepúsculo,
destello de las turbias charcas que duermen en los bosques otoñales,
y de la luna que desciende y se hunde en la penumbra sollozante,
caed sobre los negros troncos que se pudren en el fango
y sobre las ramas secas que danzan gemebundas.

Y en cuanto a ti, Muerte,
y a tu amargo abrazo destructor.......
es inútil que pretendas asustarme.

No me preocupan ni Dios ni la muerte.
Yo oigo y veo a Dios en todas las cosas, pero no lo comprendo,
como no comprendo que haya nada en el mundo más admirable que yo.
¿Por qué voy a empeñarme en que Dios sea otra cosa mejor que este día?
En cada hora hay algo de dios
y en cada minuto también.
En el rostro de las mujeres
y en el rostro de los hombres está Dios,
y en mi propio rostro lo veo también cuando me miro al espejo.

El suicida está tendido en su cuarto sobre un charco de sangre.
Puedo ver su cabeza con los sesos fuera
y el sitio donde ha caído el revólver.

¿Es agradable nacer?
Pues yo os digo que es tan agradable morir. 

He tomado las medidas exactas de Jehová
y aquí en mi portafolio llevo una litografía de Cronos,
y otra de Zeus, su hijo
y otra de Hércules, su nieto;
dibujos bastante buenos
de Isis,
de Osiris,
de Baal,
de Brahma,
de Buda,
de Odín,
del terrible Mexitli,
un grabado de Alá
y una estampa del Crucificado.
Todas estas imágenes las he comprado por lo que valen,
en su justo precio,
sin dejarme engañar,
sin pagar un centavo de más.
Acepto que han vivido todos
y que en su día hicieron su labor
y cumplieron su destino.
(Engendraron mitos para pájaros implumes que ahora tienen que levantarse, volar y cantar por su cuenta.)
Acepto sus divinos esquemas elementales para completarlos y llenarlos yo mismo
y para repartirlos con largueza entre todos
los hombres y mujeres que me encuentre.
Pero digo que en un constructor que construye una casa hay tanto como en ellos,
y en el que maneja el mazo y el cincel con los brazos desnudos, también.

¡Y tú, senectud que llegas magnífica!
¡Bienvenida seas, gracia inefable de los días agonizantes!
Las edades proclaman lo que son y lo que crece después y fuera de ellas,
y el silencio de la muerte proclama tanto como ellas.

No digo estas cosas por un dólar,
ni para matar el tiempo hasta que llegue el barco.
Digo tu discurso y hablo con tu lengua que, amarrada
en tu boca, comienza en la mía a desatarse.
Y digo que nunca hablaré de la muerte y del amor en un sitio cerrado,
y que sólo me entregaré a aquel o a aquella que vivan conmigo al aire libre.

Tú también me haces preguntas y yo te escucho.
Y te digo que no tengo respuesta,
que la respuesta has de encontrarla tú solo.

¿Qué es esto?, me dijo un niño mostrándome un puñado de hierba.
¿Qué podía yo responderle?
Yo no sé lo que es la hierba tampoco.

Si te cansas, dame tu carga y apóyate en mi hombro.
Más tarde harás tú lo mismo por mí......
Porque una vez que partamos, ya no podremos detenernos.
Hoy, antes del alba, subí a la colina,
miré los cielos apretados de luminarias
y le dije a mi espíritu: Cuando conozcamos todos estos
mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas que contienen,
¿estaremos ya tranquilos y satisfechos?
Y mi espíritu dijo:
No, ganaremos esas alturas sólo para continuar adelante.

Cojo entre mis manos al moribundo
y lo levanto con mi voluntad irresistible.
Aquí está mi cuello, no desesperes.
Por Dios te juro que no morirás;
cuélgate de mí,
cuelga todo tu cuerpo de mí.
Yo te infundo mi aliento terrible,
yo te sostengo
y te saco a flote como a un náufrago,
no te ahogarás.
Toda esta habitación la lleno yo de una fuerza poderosa,
de un ejército invencible,
de elementos que me aman,
de genios destructores de sepulcros.....
¡Duerme!
Ellos y yo
te velaremos hasta el alba.
La enfermedad y el miedo no osarán poner un dedo sobre ti.
Te he abrazado y te he hecho mío........
Cuando mañana despiertes, verás que todo cuanto he dicho es verdad.

Cuando adoro una cosa más que otra, adoro tan sólo la extensión de mi cuerpo o de una parte de mi cuerpo.
Tú no eres más que la réplica deslumbrante de mí mismo.
Surcos y tierra húmeda, eso eres tú;
la reja firme y masculina del arado,
todo cuanto en mí se cultiva y se labra;
eres mi sangre fecunda
y tus corrientes pálidas de leche, las ordeñas en mi vida;
eres el pecho que se aprieta a otro pecho
y en mi cerebro están tus circunvoluciones ocultas;
raíces lavadas del cáñamo,
tímida alondra,
nido oculto de huevos duplicados..... eso eres tú;
heno mezclado y tundido de la cabeza, de las barbas y de la carne dura..... eso eres tú;
jugo fermentado de manzanas,
fibras de trigo viril,
sol generoso....... eso eres tú;
vapores que iluminan
y apagan mi rostro....... eso eres tú;
arroyos de sudor y de rocío..... eso eres tú;
viento que acaricia mi carne con el cosquilleo de los genitales en celo,
amplios campos vigorosos,
ramas de roble vivo,
amante compañero en mi vagar sin rumbo..... eso eres tú;
manos que yo he apretado,
rostro que yo he besado,
hermana criatura a quien mis brazos
estrechan sin cesar...... ¡eso eres tú!

La cópula tiene el mismo rango que la muerte.
Creo en la carne y en los apetitos.
La vista,
el oído,
el tacto...
son milagros.
Y cada partícula,
cada apéndice mío
es un milagro.
Soy divino por dentro y por fuera
y santifico todo lo que toco
y todo lo que me toca:
el olor de mis axilas es tan fino como el de una plegaria;
y esta cabeza mía
vale más que las iglesias,
las biblias
y los credos.

¿Por qué he de rezar?
¿Por qué he de inclinarme y suplicar?

Estoy satisfecho:
veo, danzo, río, canto.......
Cuando mi amante y fervoroso camarada, que ha dormido a mi lado toda la noche,
se levanta y se va sigilosamente al amanecer,
dejándome canastas, tapadas con blancos lienzos que
llenan y alegran mi casa con su abundancia, las acepto sin remilgos,
sin preguntar de dónde vienen
y sin ponerme a calcular lo que valen.

Tierra, sonríe:
sonríe con tu aliente fresco. Tierra voluptuosa de bosques adormilados y vaporosos,
Tierra de crepúsculos muertos.
Tierra de crestas hundidas en la niebla,
Tierra de bañada con la leche azulenca de la luna llena,
Tierra de luces y de sombras que
jaspean la corriente del río,
Tierra de nubes límpidas y grises que
mi amor abrillante y enciende,
Tierra de profundos barrancos  y
llena de flores de manzano.....

¿Te acuerdas de aquella mañana transparente de verano?
Estabas con la cabeza reclinada en mis rodillas y dulcemente te volviste hacia mí,
abriste mi camisa
y me buscaste con la lengua el corazón profundo.
Después te alargaste hasta hundirte en mi barba, te estiraste
y te adheriste a mí desde la cabeza hasta los pies.
Conocí entonces la paz y la sabiduría que están más allá de las disputas de la tierra.

Yo soy el que camina por la noche que empieza y que se agranda,
y grito al mar y a la tierra perdidos en la noche como yo.
Noche, apriétame contra tu pecho desnudo,
apriétame contra tu pecho desnudo, noche nutricia y magnética.
Noche de vientos australes,
noche de grandes astros solitarios,
noche callada que me guiñas,
noche loca y desnuda que me buscas.

Instinto....... instinto...... instinto
Instinto siempre procreando el mundo.
De la sombra surgen los iguales que se contradicen y se complementan,
la sustancia que se multiplica......
el sexo siempre,
siempre una malla de identidades y diferencias.......

La presión de mis pies sobre la tierra
levanta miles y miles de emociones
que desprecian este esfuerzo mío por definirlas.

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Me gusta ver el vaho de mi aliento,
las ondas del río,
los hilos de seda que se cruzan entre los árboles,
las horquillas donde descansa la vid.

Estos son los pensamientos de los hombres de todas las edades y de todos los pueblos;
no son originales,
no son míos solamente,
si no son tuyos también, no son nada o casi nada;
si no son el misterio,
y la llave al mismo tiempo, que abre todos los misterios, no son nada;
si no son lo inmediato y lo distante, no son nada.
Son la hierba que crece donde hay agua y tierra,
son el aire corriente que envuelve nuestro globo.

Cuando subo las escaleras de mi casa me detengo y digo de pronto: pero ¿es esto cierto?

Y ahora no quiero sino escuchar.
Ensanchar este canto todo lo que oiga....
¡Que todos los ruidos del mundo se viertan en él!



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El orden de los fragmerntos no sigue el de WALT WHITMAN  en su

"CANTO A MI MISMO" 


Mikel García García
5 septiembre 2013